Tocan a la puerta. Entra una muchacha, doblada bajo el peso de tenedores de plástico, cajas de poliestireno con comida y una bolsa de plástico llena de refrescos. Paul Noonan contempla a la nueva invitada con calma. «No creo que vayamos a comer en esta habitación», dice. «Me parece que vamos a usar una habitación más grande». «Ah, sólo estoy aquí haciendo mis prácticas», le responde la muchacha con un grito. Su llamativo cabello rubio es suplantado sólo por el rubor de sus mejillas. «¿Te doy una mano?» «No, estoy bien», contesta ella mientras junta con dificultad todos los tenedores de plástico entre el surtido de comida rápida. Paul abre la puerta con calma y ella se escabulle. Casi se siente el «¡Dios santo!» que lucha por escapar explosivamente de sus labios fruncidos.
No tengo ninguna otra palabra para definir a Paul Noonan: es una persona calma. Mientras esto pueda parecer poco importante, o una etiqueta anticuada y sin sentido, sigue siendo casi una revelación. Incluso en una escena banal, el sentido de la calma domina el lugar de la misma manera que el horror nervioso de la muchacha llena el ambiente. ¿Qué hace a la calma? La autoconfianza y la seguridad sobre lo que se hace, porque lo que se hace no es una ocupación: es la personificación de un sueño anhelado durante mucho tiempo. «Nunca consideramos seriamente no hacer esto», comenta. «No recuerdo haber tenido nunca dudas al respecto. No recuerdo que fuera una decisión entre hacer esto o estudiar ingeniería».
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Paul ha regresado a una casa en Ardclough, una aldea rural en las afueras de Celbridge en el condado irlandés de Kildare. El club deportivo GAA, la iglesia y la tienda ocupan un pequeño espacio triangular que le confiere a Ardclough una presencia física. Las casas están salpicadas en la distancia, y los caminos cuesta abajo ocultan la cercanía de Dublín.Paul acaba de terminar su carrera de ingeniería en informática en el Trinity College, aunque le va a ser tan pertinente en el futuro como un viejo número de la revisa Byte. (A propósito, Paul comenta que: «Me compraba Byte cuando terminé de estudiar y comencé a tocar, en verdad sólo para tranquilizar a mi padre, quien temía que no me mantuviera al corriente de lo que había estudiado»).
Junto con Brian Crosby, Damien Rice, Dominic Philips y más tarde Dave Geraghty, comenzó una banda conocida como Juniper. Decidieron hacer música en una casa de campo. Mientras que otros profesionales recién recibidos se ganan el pan durante horario de oficina, los muchachos de Juniper están contentos haciendo música. «Siempre ha habido maneras para solucionar la falta de dinero. Nunca nos hemos visto forzados a decir ‘Esto no funciona, mejor no lo hagamos’. Nos divertimos mucho. Se hizo muy intenso luego de un tiempo, porque estábamos lejos de todo y durante la semana no veíamos a muchas otras personas; aparte vivíamos juntos, trabajábamos juntos, socializábamos juntos. Vivimos ahí un año entero y no creo que hubiera sido sano seguir ahí más tiempo», recuerda.
Y con esto, Juniper se transformó.
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A Paul Noonan nunca se le ocurrió antes: Juniper se convirtió en BellX1. Su primera experiencia musical fue en una orquesta sin cuerdas. «Tocaba la flauta en la Lucan Concert Band cuando tenía nueve o diez años, y después pasé a la batería, también con ellos. Era fantástico porque podía leer música para percusión, que es bastante diferente a la música convencional. Estos últimos años he intentado aprender piano, pero me ha resultado muy jodido. Creo que lo mejor es comenzar muy joven en una actividad de ese calibre». Es difícil imaginarse que el piano sea una gran dificultad para él, con sus 31 años de edad, cuando a los 14 comenzó a componer sus propias canciones. «Empecé a escribir canciones cuando tenía 14 o 15», comenta. «Siempre me ha gustado la música. Y supongo que siempre me ha gustado escribir música. Al principio tocaba las cosas que componía en una guitarra acústica que teníamos en casa».
Sus padres nunca lo empujaron a estudiar música. El hogar siempre le recuerda a las proezas musicales de su padre: «Mi padre solía cantar. Siempre cantaba para acontecimientos y hacía todo lo posible para aprender canciones. Durante los veranos trabajaba como docente de estudiantes italianos y españoles que venían a estudiar en la región, y les enseñaba cosas como I Still Haven´t Found What I´m Looking For y There Is An Isle, que creo que es una gran canción de rugby de Limerick. ¡Solía ser algo surrealista ver a grupos de estudiantes extranjeros cantando There Is An Isle!» Noel Noonan es todavía director de la escuela Lucan Boys National School. «¡Todavía le faltan un par de años para jubilarse!» dice Paul.
Luego de la escuela primaria en Lucan y los veranos que pasó en la granja de su abuelo en Limerick, Paul hizo el secundario en los Salesianos, en Celbridge. Cómo llegó a estudiar ingeniería ahora que es músico no es tan extraño, porque tiene amor por los números, la matemática aplicada y la física.
Su amor por la música fue inculcado por un nuevo grupo de amigos, que le recomendaban álbumes de sus hermanos mayores. Paul no les podía devolver el favor, porque era el mayor de cuatro (y el único hijo). «La música nunca fue un pasatiempo, era algo que me gustaba hacer y doy gracias a que se ha transformado en mi profesión, que es algo fantástico». Escribió sus primeras canciones durante su adolescencia. «No creo que fueran muy buenas. Tenía mis escritores preferidos, bandas y esas cosas. Escuché un par [de sus propias canciones] hace poco y están hechas muy a la semejanza de ciertas canciones que me gustaban en el momento. Y no tenía que ser necesariamente algo que necesitaba ser expresado en canto; era tan sólo el acto de escribir una canción lo que me apasionaba. Durante tanto tiempo te parece una cosa abstracta que otros hacen, que es muy emocionante cuando te das cuenta de que tú también puedes hacerlo».
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«Creo que nos liberamos todos de un peso cuando Damien se fue», dice Paul sobre la división que puso fin a su tiempo en Ardclough, y que significó la muerte de la banda bajo el nombre de Juniper.
«[Damien] tiene un carácter fuerte. Tenía mucha influencia sobre la manera en que se hacían las cosas en Juniper. Habíamos tenido fricciones durante un tiempo y habíamos sido bastante más volátiles como una unidad de cinco. Hacíamos mucho lo que a él se le antojaba, por lo que sin él nos volvimos más calmos y más funcionales». Damien Rice se marchó, pero los cuatro restantes nos llevábamos bien y continuamos haciendo música. Nos bautizamos BellX1, aunque no fue mucho bautismo: tanto la banda como Damien Rice continuaron utilizando material de días anteriores. Volcano apareció en O (Rice) y en Neither Am I (BellX1). «Me gusta nuestra versión de Volcano. La oí el otro día. En todo ese álbum estábamos en un lugar diferente, musicalmente fue algo muy frágil».
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